Quisiera enmendar los comienzos
de todas las brumas.
Quisiera empezar cada lienzo
con mejor fortuna.
Quisiera pegarme unas alas
y en una cornisa
soplar una dulce balada
que esparza la brisa.
Quisiera viajar al pasado
de cierta muchacha
que andaba de noche
El Vedado, liviana y borracha.
Quisiera posarme en su vida
para convencerla,
para que con menos heridas
hoy pudiera verla.
El dolor que no curen los ángeles
ojalá que no pueda volver.
La canción que no canten los ángeles
sólo el viento la puede saber.
Quisiera ir al punto naciente
de aquella ofensiva
que hundió con un cuño impotente
tanta iniciativa.
Quisiera ir allí con las cruces
del tiempo perdido
y hacer un camino de luces,
sin odio ni olvido.
El dolor que no curen los ángeles
ojalá que no pueda volver.
La canción que no canten los ángeles
sólo el viento la puede saber.
Quisiera dar vuelta a la rueda
que para en lo mismo:
un simple mortal que se juega
abismo y abismo.
Y, antes de darle al perchero
mis alas de atrezo,
quisiera dejar como fuero
certeza y progreso.
El dolor que no curen los ángeles
ojalá que no pueda volver.
La canción que no canten los ángeles
sólo el viento la puede saber.