Hoy es la víspera de siempre,
los días, eternamente
no me dejan definir.
Y siempre estoy como esperando
que cuando, al fin, pase algo
aún me quede por decir,
por sentir,
por retener,
un pedazo siquiera de mí.
¡Qué tal, tú!
Hoy es la víspera de siempre.
Da igual,
hoy ha salido el sol
por ese lugar
en que suele aparecer.
¡Qué tal, tú!
Es delicioso conocerte
y me da igual
verme de pronto en un recodo,
y total,
volver a desaparecer.
¡Ay, la vida!
que se llena de instantes,
que se llena de gentes,
que se llena de igual.
¡Ay, la vida!
con su víspera muda,
con su infancia desnuda
con su ocaso fugaz.