La luna acostumbra a abrazar la noche
Qué bendita ciencia se aparece
Pero la escarcha siempre me escucha
Que la pena y el tiempo la curan de repente.
El sol acostumbra a abrazar el día
Viene despreocupando la virtud
Y sin embargo pienso que la vida
Y veinte años que no duermo
Cuando pienso en el invierno.
Un día se nubla, cierra los ojos
Y rodéalos de diamantes.
Frente a la lluvia bajo el sol
Y la tristeza de ambición.