— ¡Me gané cada alabanza, cada voz de admiración! ¡Soy el símbolo de Francia! Y en el corral, si hay pitanza, la estreno, gallo que soy. Quien me mira lo adivina: a mí me toca mandar.
Mi pico no es de jugar y no aguanta una gallina mis ojos al chispear. Y hasta si el sol, por desgana que le contagia su cama, ve la niebla y no la funde, — ¿Qué haces? –grito–, ¡tarambana! ¡Asoma y alegra el mundo! Quien me mira lo adivina: a mí me toca mandar. Mi pico no es de jugar.