Sólo le pido a Dios
que el dolor no me sea indiferente
que la reseca muerte no me encuentre
vacío y sólo sin haber
hecho lo suficiente.
Sólo le pido a Dios
que lo injusto no me sea indiferente
que no me abofeteen la otra mejilla
después de que una garra me arañó a
esta suerte.
Sólo le pido a Dios
que lo injusto no me sea indiferente
si un traidor puede más
que unos cuantos,
que esos cuantos no lo olviden
fácilmente.
Sólo le pido a Dios
que la guerra no me sea indiferente
es un monstruo grande y pisa fuerte
toda la pobre inocencia de la gente.