Es preciso olvidar el tejado rojo
y la ventana con flores.
La escalera oscura y la vieja imagen
que se escondía en un rincón.
Y la cama de madera negra y agujereada
y tus sábanas tan limpias
y la llegada suave de un amanecer
que nos despierta más viejos.
Pero no quiero que tus ojos lloren:
dame tu adiós.
El camino es cuesta arriba
y me voy a pie.
Es preciso decir adiós a la puerta que se cierra
y no quisimos cerrar.
Es preciso llenar el pecho y entonar una canción
si el frío de fuera nos hace estremecer.
Es preciso ignorar ese perro que ladra
atado a un palo seco,
y olvidar de golpe tu imagen
y este pequeño lugar.
Pero no quiero que tus ojos lloren:
dame tu adiós.
El camino es cuesta arriba
y me voy a pie.
Es preciso cargar la guitarra a mi espalda
y volver a hacer el camino
que un atardecer gris, remontando la loma,
me trajo hasta aquí.
Las olas borrarán las huellas
que dejo en tu puerto.
Me voy a pie, el camino es cuesta arriba
y en las orillas hay flores.