Se conocieron en uno de esos pastos urbanos
Entre apretujones
Y copas vacías
Donde se cuecen las mentiras de primera mano
Y las vanidades
De bisutería
Él era un consumado artista del ojeo
Midiendo la noche
Desde su atalaya
Resistiendo los envites de los mirares ajenos
Hasta que le echaban
Humo las pestañas
Cuando ella respondió al torniquete de su mirada
Con el navajazo
De sus ojos negros
Él se dio cuenta que la vida le regalaba
Una compañera
Para sus juegos
Fue un inquietante romance
Que sólo el aire llegó a acariciar...
Aprendieron a citarse
Manteniendo el riesgo del azar...
Buscando sin encontrarse
Buscando sin encontrarse
Mírame, mírame
Mírame y no me toques, pero mírame
Mírame y no me toques, pero mírame
Se verían en un solar abandonado
Siempre que lloviese
A las tres del día
Irían al fútbol, cada uno por su lado
Y con los prismáticos
Se rastrearían
Acabarían con frecuentar los funiculares
El uno el de subida
El otro el de bajada
Y mirarse a los ojos a través de los cristales
En el breve instante
En que se cruzaran
Hasta que un día el experto artista de la mirada
No tuvo bastante
Con palpar la niebla
Quiso ser menos "Polaroid" y más almohada
Tuvo un mal momento
Y rompió las reglas
Y le ofreció la aventura
Vulgar del enredo en un cuarto de hotel
Amor no es literatura
Si no se puede escribir en la piel
Pero ella no llegó nunca
Pero ella no llegó nunca
Mírame, mírame
Mírame y no me toques, pero mírame
Mírame y no me toques, pero mírame
Cuentan que se quedó atascada en un semáforo
Con la vista fija
En un militar
Y que, a pesar de los insultos y los bocinazos
Fue incapaz
De arrancar
Se conocieron en uno de esos pastos urbanos
Que estuvo de moda
La otra primavera
Es muy probable que los veas deambular por la ciudad
Buscándose los ojos
Por las aceras