Nada es mezquino, y ninguna hora escabrosa, ni es oscura la ventura de la noche. Y el rocío es claro el sol sale y se fascina y tiene deseo del baño que se maravilla el lecho de toda cosa hecha. Nada es mezquino, y todo rico como el vino y la mejilla curtida. Y la ola del mar siempre ríe, Primavera de invierno – Primavera de verano. Y todo es Primavera: y toda hoja, verde eternamente. Nada es mezquino, porque los días no pasan; y no llega la muerte ni habiéndola pedido. Y si la habéis pedido os disimula un hoyo porque para volver a nacer necesitáis morir.
Y no somos jamás un llanto sino una fina sonrisa que se dispersa como gajos de naranja. Nada es mezquino, porque la canción canta en cada brizna de cosa. –Hoy, mañana y ayer se deshojará una rosa: y a la más joven virgen le vendrá la leche al pecho.