¡Qué deprisa pasa el tiempo!
No se puede ir cargado si se quiere ir aprisa.
La vida es cosa de valientes.
Al fin y al cabo son cuatro días
y el tiempo no deja bastante tiempo.
Pasa deprisa, como se me ha pasado
de moda aquella americana blanca
que ni siquiera había estrenado
y enseña, el mal nacido, la trampa
tan pronto el juego ha terminado.
Esto se está hundiendo. Date prisa y ven.
Te llamo desde una cabina,
la única que funciona en la ciudad.
Deja todo. Sal de la concha
y date prisa, que llegaremos tarde.
Nos hemos de desembarazar
de las costumbres que mantenemos y no nos gustan,
de los desamores que hemos de purgar,
de las vergüenzas escondidas
que ni comen ni dejan comer.
Con los diplomas y los resentimientos
prender fuego al baúl de los disfraces.
Esparcir las cenizas al viento
y rescatar la infancia
muerta prematuramente.
Esto se está hundiendo. Date prisa y ven.
Te llamo desde una cabina,
la única que funciona en la ciudad.
Deja todo. Sal de la concha
y date prisa, que llegaremos tarde.