Arde al atardecer
entera la ciudad.
No hay tiempo que perder
si queremos escapar.
Intento comprender
qué fue lo que pasó.
Algo no andaba bien,
los celos, qué sé yo.
Sé que no,
que no hago bien en decir
que soy capaz
de imaginarla y sufrir
tumbadita en el suelo,
tomando el sol en cueros.
Sol, que despacio vas,
no será que te has parado a mirar.
No sé qué desayunar
estando ella entre croissants.
Vuelve, que tengo, vida, las luces encendidas
para así comprender, para ver.
Vuelve, que me he encontrado un tesoro enterrado
que llevo a flor de piel, cuéntame…
…¿tu casa donde está?
-Entre viento y nieve.
No me pienso alejar
por si se mueve.