Le tengo rabia a las ventanas
por tener siempre
la caricia del sol
y la esperanza de enfrentar al nuevo día
atrayendo su calor.
Hoy el valle se domina
despejado contemplando
más clara la ciudad
y el viento frío de montaña
me observa
abrazándose al cristal.
Cerros nevados que atraen al sol
para darle a la sombra su color.
Sombras inocentes
que la noche atrás
se diluyen en crisol,
para formar tu canción
primaveras, ruidos, versos
y mi voz.
Tengo la vida en tres palabras:
Patria, Dios, Tu y Yo,
aunque en aritmética sean cuatro
en biología uno lo forman dos.
Mis manos se enfrían
y no solo por no tener las tuyas
además la falta de
un canto de verdad.
Casi no pongo empeño
en saber lo que mañana pasará
si con mi gente
todo lo bueno está.
La tarde llegó a tu ventana
y la noche se tiende a recostar
en un marco perfecto para un cielo
donde vuela la libertad.
Cantador nocturno
y su ritmo taciturno
va la noche a buscar;
grillo que vigila tu sueño,
como yo, años atrás.
Lira de hojas y piano de escarcha
la estrella parece danzar
al mismo tiempo que la mañana
nos comienza a alumbrar.
Siento las manos frías
y no solo por no tener las tuyas...
Le tengo rabia a tu ventana
por tener mi lluvia más allá,
mas allá de unas simples gotas
que destilan soledad.
Le tengo rabia a mi ventana
cuando le veo sonreír,
sonreírle a la calle iluminada,
y es que tu recuerdo aún anda por aquí.