Una noche estrellada, una hada
dejó en mi cama
una cuerda plateada
para atarla en mi guitarra
un cofrecito una llave y un pergamino
sobre la almohada.
Según decía la instrucción
esos textos contenían
la magia y la evolución
de una luna primitiva
que marca con precisión
los ciclos donde se afirma la vida.
Un viejo sabio escribió
como usarla de medicina
pero además explicó
para aliviarse la agonía
basta un reflejo de luna
iluminando un alma vacía.
Es un motor para sueños,
es una flor en el cielo,
es un juguete en la noche,
es el reloj de los tiempos.
El viejo sabio indicó
que es ingrediente de la poesía
la luz de luna es mejor
si se contempla en compañía
y en múltiples ocasiones
dicta colores a las canciones.
Empieza en una tonada
donde antes no había nada
ahora cuarto creciente
luna llena, luna menguante,
luna de todos los pueblos,
luna madre, luna tunante.
La llave ya la entregué
y el pergamino guardé
la cuerda ya la instalé
y el cofrecito saqué
ahí guardo los destellos
y esperanzas de los soñadores.
Lunita de mis abuelos
lugar de todos los sueños
luna sonrisa del cielo
luna que rompe el silencio.