Cómo me ha hecho falta
hablar de ti por estos días
será que me pesa
lo que tengo que confiar
y ahora que no estás
para acosarme con tus bromas
cómo me he acordado
cuando andabas por acá.
Levantando polvo al aire
bajo tu pisada
y al sol de la tarde
recortando el cielo gris
y rumbo a la arboleda
como a tres tiros de piedra
adonde gime el viento
cuando no puede salir.
Yo he seguido igual de despistado
cuando marcho a la floresta
aquí en las tierras altas, las colinas
siguen siendo en mi lugar,
tal vez, de donde estés
te has asomado
para verme tropezar,
hoy que he venido a mirar
la apariencia que guarda
en el cielo tu hogar
y hoy que he venido
a contarte al oído
un par de cosas más.
Las viejas costumbres
el fuego y las cumbres
poseen su raíz,
y yo que no he podido
imaginarte dedicado a descansar,
y el mundo no ha cambiado
con tu muerte
yo diría que sigue igual.
Sin más emoción que cargar
con su vida los hombros
para caminar.
Sin más intención que buscar
con su muerte la tierra
para reposar
Y ya sé que en donde estás
te burlas de lo que intento
hacer por mí
o sólo he creído mirar
la sonrisa que esconde
en el cielo tu faz.