Si por decir lo que piensas
te giran sentencia
y te mandan callar,
cambia al instante de oyente
que siempre habrá quien
no te pueda escuchar.
Sin dejar de notar sus vacíos
tú los haces mirar hacia sí.
Ver que ocultan sus vidas
en rutas conocidas
y que aconsejan no salir,
invita a dormir.
Somos iguales tú y yo,
solamente que nunca lo vemos así.
Los años de diferencia funcionan
para detenernos a oír
un menor y un mayor.
Imagino porqué: De haber crecido a la par,
no tendríamos paciencia, ni buena conciencia,
ni esa otra edad que perdonar para caminar.
Sabes, y a veces sé yo,
que una mancha de estrella
me aleja de aquí.
Tú siempre tras la bandada
que a cada verano, te invita a partir.
Vuela, querido mío, vuela y verás,
que mejor que volar es volver.
Te lo dice este amigo
que sueña un camino mejor
si caminas con él.
Vine a notar por aquí
que has dejando al marcharte
un reguero de luz,
que iluminó y se ha instalado
de modo confiado así como haces tú.
Luego vine a acordar que te quiero
y que siempre que tengas algo que contar,
me gustara saberlo y
sentado a tu lado, mandar
todo el mundo a volar, volar y volar.