Comiendo paredes
Tantos años que busqué, tantos años que perdí
tratando de conseguir lo que nunca entenderé.
Se esfumó mi fe comiendo paredes,
junto a dudas taciturnas que hacen dudar de quien eres.
Entre caladas amargas y una mente desquiciada.
La magia se pierde y te sientes abandonada,
pero hoy no seré yo quien llore, no; recuérdamelo.
Si el cielo se cierne ante el recuerdo que un día celebró
y me quiebro. Mi cerebro inquieto pregunta a mi pecho estrecho:
“¿Qué cojones es lo que ha hecho?” Pero no, no hay contestación ni Dios.
Mi liberación se aleja. Moraleja: pongo rejas a mi corazón.
Y el don que me consumió ya no trae presión,
sólo pasión por cultivar la p*** mente que se me brindó.