Viajes ancestrales
He perdido la fe, la mirada asombrada.
Pocas palabras son gestos de más.
Siento mi alma atrofiada, asfixiada,
arrugada de noche, queriéndome hablar.
Cuatro paredes: mis redes, mi edén.
¿A ti? ¡Que te den! Mira, aquí ya no vendes.
Cuatro paredes sostienen mi fe.
No me preguntes si salgo esta noche.
Tengo reproches que hacerte cariño,
tengo paranoias creadas por instinto.
Suplico… un poco de amor,
o más bien la atención y mover el colchón.
Sucumbo… me alzo, me derrumbo.
He podido frenar, pero aún busco mi rumbo.
Viajes ancestrales hacia el centro de mi ser.
Quiéreme por lo que soy, no por lo que pueda ser.
Viajes ancestrales hacia el centro de tu ser.
Soy astronauta que, en tu espalda, el mundo lejos puede ver.
Respira… vayamos despacio; sin prisas,
que aquí hay para rato,
he colgado el retrato de nosotros dos
esperando un albor con distinto sabor y ha llegado,
he tocado tu mano, he palpado de cerca lo extraño,
he soñado que nado, que salto a otro barco,
que puedo, a bocado, comerte despacio,
he esperado quizás demasiado
y he errado más de lo que has imaginado,
he cambiado, he gritado, he atado mi estado
a un tejado apartado y lejano intentando ocultarlo.
Viajes ancestrales hacia el centro de mi ser.
Quiéreme por lo que soy, no por lo que pueda ser.
Viajes ancestrales hacia el centro de tu ser.
Soy astronauta que, en tu espalda, el mundo lejos puede ver.