Deseo de cosas imposibles
Igual que el mosquito más tonto de la manada,
yo sigo tu luz aunque me lleve a morir,
te sigo como les siguen los puntos finales
a todas las frases suicidas que buscan su fin.
Igual que el poeta que decide trabajar en un banco,
sería posible que yo, en el peor de los casos,
le hiciera una llave de judo a mi pobre corazón,
haciendo que firme llorando esta declaración:
Me callo porque es más cómodo engañarse,
me callo porque ha ganado la razón al corazón.
Pero pase lo que pase, y aunque otro me acompañe,
en silencio te querré tan sólo a ti.
Igual que el mendigo cree que el cine es un escaparate,
igual que una flor resignada decora un despacho elegante,
prometo llamarle “amor mío” al primero que no me haga daño
y reír será un lujo que olvide cuando te haya olvidado.
Pero igual que se espera como esperan en la Plaza de Mayo,
te juro encender en secreto una vela, no sea que por si acaso
un golpe de suerte algún día quiera que te vuelva a ver,
reduciendo estas palabras a un trozo de papel.
Me callo porque es más cómodo engañarse,
me callo porque ha ganado la razón al corazón.
Pero pase lo que pase, y aunque otro me acompañe,
en silencio te querré tan sólo a ti…
Me callo porque es más cómodo engañarse.
Me callo porque ha ganado la razón al corazón.
Pero pase lo que pase, y aunque otro me acompañe,
en silencio te querré, en silencio te amaré,
en silencio pensaré tan sólo en ti.