Palacios mentales
Miro la vida pasar, es más, soy experta en perder tiempo.
Todo lo que tengo se va sin más, pero por dentro ni tiemblo.
Puedo trazar sin miedo algún plan, como del pan de mañana,
puedo surcar las olas del mar si mi poca fe me acompaña.
No tengo raza, ni religión,
tampoco ganas de jugar tu rol.
De lo que queda poco me falta,
de lo que falta poco me queda,
de lo que creas poco me creo,
de lo que sienta muy poco comento.
Vivo en la sombra, bajo la lumbre,
donde quemarse se ha vuelto costumbre.
Húndeme bajo la estrofa que toca la capa que hay bajo la piel.
Sé… que lo que no puedes ver es la fe que me envuelve y trastoca de noche.
¿Dónde se esconde el sol? ¿Dónde el color?
¿Dónde el matiz? ¿Dónde está la razón?
¿Dónde la paz que perdí? Asumí que debía adoptar por un rol.
Hoy no queda nada, me sabe a poco,
todo se escapa cuando lo toco.
Noto la escarcha, noto el sofoco
cuanto se tarda en volverse loco.
En cada matiz sobre el desliz…
se abren palacios mentales, así
la cicatriz cierra lenta, pero puedo volar como en matriz.
Hay miradas que atormentan, pero me han convertido en más hábil.
Vuelo, vuelo, no toco el suelo, ya no peleo por la verdad.
Creo y veo que ese trofeo no corresponde a quien se lo dan.