GAUA, HOTZA, NEGUA
Me despierto
y estoy en un tren desierto.
En destino desde hace tiempo
la gente ha abandonado el largo vagón,
y la obscuridad ha enfriado el color de los cristales.
Tampoco en la estación queda nadie
huidos todos de la inquietante soledad.
Debilitado, sin coraje para actuar
siento miedo
y la tristeza me ahoga.
¿Cómo he llegado a este desamparo
que se extiende bajo el helado brillo de las estrellas?
¿Cómo se apoderó de mi corazón
el pánico desprotegido de los perros salvajes?
Me encuentro en un tren desierto, amor,
cuando despierto y no estás a mi lado.