El compañero* - (Patricio Manns)
Una luna vacía me mira dentro del cielo
y yo, estribando corto, como un ladrón me voy yendo
porque robé el sabor de una ternura con dueño.
Ojitos verdes tuve brillando como luceros
y una trenza triguera que iba aleteando en el viento
cuando llegué a su casa con mis pesares de invierno
y entibiaron mi sangre sus blancos brazos abiertos,
sus blancos brazos abiertos.
A veces me pregunto si me esperaba a lo lejos
escondida a la sombra de mi viejo compañero
como la fiera aguarda vadeando sombra al viajero
para saltarle al alma con diente y garra, mordiendo.
Tanto burlar tranqueando la torrentera y el cerco
para caer de noche debajito de su pelo
y en sus ojitos verdes hacer nidal pa’ los sueños,
hacer nidal pa’ los sueños.
Por esas rutas largas que anduvimos con esfuerzo
y esas lunas mordidas que zurcen los pensamientos
de tu casa me aparto con el dolor en los huesos.
Yo no quería tocarla y se me metió en el pecho,
se me enredó en la sangre,
se me apialó en el deseo,
y en sus ojitos verdes busqué un nidal pa’ los sueños
cuando al monte subiste para esconder los troperos.
Perdóname, compañero.
*Obs: Composição do álbum "La hora final" (CBS - 1.969).