Voy surcando en mi frágil barquilla
hacia un puerto que nunca he de hallar,
donde pueda vivir sólo el alma
sin amar, sin amar, sin amar.
Lejos de ti podré olvidarte,
pero en mis sueños yo te veré
y en dulce paz tranquila el alma
no amando nunca, jamás, jamás, feliz seré.
Yo creí que algún día llegara
a quererme como yo te adoré
pero un cruel y fatal desengaño
apagó para siempre mi fe.