Y bien dice el refrán que quien avisa no es traidor
por eso no se dude de la gracia de este aviso
que advierte que se asoma el funeral del cazador
de mirlos blancos resignados al vuelo sumiso.
Que duerma, que duerma
lejos del aprisco,
el Basilisco.
La veda que una banda de bandidos levantó
sin límites de coto ni respeto al calendario
está agotando la última paciencia del reloj
que empieza a hacer recuento de las piezas del osario.
Sería conveniente que el soberbio sanedrín
pensara en no comerse los despojos del banquete
por si en algún momento apareciera San Martín
buscando al cerdo más cebado a punta de machete.
Cuidado con la Bestia que dormita en su rincón
no sea que despierte de su insomnio aletargado
e imponga su justicia por la vía del Talión
sin juez y sin balanza y con la espada de jurado.