Noche negra, un refucilo alumbra la tapera
Donde espera la mujer mala sin fe ni corazón
Zita se llama la pérfida extranjera
Que al gaucho bueno con besos embrujó
Dando al olvido la noviecita blanca
Que fue el ensueño santo de su primer amor
Un refucilo como una herida
Recorre el cielo y alumbra incierto
A un emponchado que a pasos lentos
A la tapera derecho va
¡Detente! El gaucho le grita fiero
Y ya en sus manos reluce el hierro
La triste sombra del aparecido
Lanza un gemido y cae sobre el puñal
Negra noche, dos largas trenzas alumbra un refucilo
Era ella la noviecita de su primer amor
Ronco alarido resuena en la tapera
Y el gaucho bueno, borracho de dolor
Arranca el arma sangrienta de la herida
Y con el mismo acero se parte el corazón