Yo me alimentaría, rumiando tangos,
sobrado de alegrías, falto de mangos,
porque mi fiesta es relojear desde una esquina
a mi Ciudad que es la más linda de las minas.
Sentir que todo es mío, el sol, el aire,
el limo de tu río... che, Buenos Aires...
Mirá cuánta riqueza me ha brindado Dios
que soy el dueño de tu voz.
Porque hay un ¡che!
que me lastima
y hay un porqué
en cada esquina,
porque tu mole que me atrae y que me asusta
justamente es el lugar que a mí me gusta.
Porque hay amor
en tus baldosas
y es el dolor
la misma cosa,
porque te amo y me embriago con tu aire
al nombrarte, Buenos Aires, en mi canción.
Yo quiero ser un seco pero en tu suelo
no tengo el “embeleco” de extraños cielos,
me moriría de una muerte cotidiana
si no te viera cuando subo las persianas.
Yo te asumí de siempre como te siento,
a veces con mis mufas, mi descontento,
me gusta maldecir tus días de humedad
y compartir tu soledad.