Un domingo en la tarde se tiró al ruedo
para calmar sus ansias de novillero.
Torero, valiente despliega el capote sin miedo
sin miedo a la muerte.
La Virgen te cuida, te cubre su manto
que es santo mantón de Manila.
Muchacho te arrimas lo mismo en un quite gallardo
que en las banderillas.
Torero, quién sabe si el precio del triunfo,
lo paguen tu vida y tu sangre.
Muchacho te arrimas lo mismo en un quite gallardo
que en las banderillas.
Torero, quién sabe si el precio del triunfo,
lo paguen tu vida y tu sangre.