Viva la grasia Amor mío,
cuánto esfuerzo me cuesta escribir estas palabras.
El destino, el destino de un tiempo
ya viejo nos separa.
El destino es la inercia de a soga que ahoga,
la piedra que entierra y que aplasta,
de la mano que apaga la aurora
y nunca se cansa, de la voz que te llama en l'a noche,
detrás de una puerta y te clava
un momento en la duda de quién es uno.
Cuando falta tu luz,
no es igual que la luz de la luna,
el sol o la estrella,
me falto yo y me falta en la boca saliva,
corazón y dientes.
Agoto la esperanza y la vida
me lleva hacia la frontera.
Y es aquí que me veo cruzando los montes de Francia,
mientras lejos se queda mi tierra, mi gente, mi casa.
Y mis ojos con tanta amargura, que me avergüenzo.
Estribillo
No es odio esta carta,
que es de amor que se escribe con todos,
se vive con todos.
Yo entiendo este amor
como un puño sensible que mueve montañas.
Compañera, que por él los de abajo sufrieron
el papel amargo del que enciende la luz en la sombra
y se ve tan solo, cara al viento,
al rayo y al trueno de la gran tormenta,
cara al tiempo, al cerrojo,
al silencio y a lo que caiga.
Ahora sé que eres tú lo que mueve
la vida del árbol en la primavera
lo que mueve la voz de los hombres
cuando los hombres luchan y mueren.
No quiero acabar con tristeza
ni hielo esta carta amarga.
Ahora sé que las nubes se alzan
y canto este canto:
Por mi boca ya asoman las flores
que regó con llanto en tu vientre amoroso
este pueblo te ha embarazado.
Estribillo Esta es la canción:
¡un, dos! Ustedes tienen sol,
grasia pa vivir, vino,
playas y flamenco...
sí, mucha grasia pa derramarla
por las vendimias del Roselló.
¡Viva la grasia de Andalucía
con pasaporte de emigración!