Hay una raíz amarga
y un mundo de mil terrazas.
Ni la mano más pequeña
quiebra la puerta del agua.
¿Dónde vas, adónde, dónde?
Hay un cielo de mil ventanas
-batalla de abejas lívidas-
y hay una raíz amarga.
Amarga.
Duele en la planta del pie
el interior de la cara
y duele en el tronco fresco
de noche recién cortada.
¡Amor, enemigo mío,
muerde tu raíz amarga!