Qué tiene de brava la barra que baja con armas por la popular,
qué hazaña me quiere mostrar, qué mar engordó a estas pirañas,
que atacan de a cien por la espalda y tan solo la rabia pueden alentar.
Mejor se podría llamar:
cobarde terror de la cancha
o barras de la impunidad,
que pueden actuar a sus anchas…
Porque hay otra barra atrás de estas,
con barras de oro y de plata…
La barra que nunca se muestra…
La barra siniestra de saco y corbata.
Ay… Ay… Hay palabras, que se deberían cambiar…
Ay… Ay… Hay palabras, palabras para desarmar.
Qué tiene de semana santa, la gana pagana de vacacionar…
Te juro por Dios que al final, no se qué tendrá de semana.
Si son sólo cuatro jornadas… Por qué tanto apuro por resucitar.
Mejor se podía pegar
Diosito una siesta más larga,
que nos haga rememorar
en julio o agosto la Pascua.
Discúlpeme Padre al cantar,
no vaya a mandarme al infierno,
que así se podría empalmar
desde marzo hasta las vacaciones de invierno.
Ay… Ay… Hay palabras, que se deberían cambiar…
Ay… Ay… Hay palabras, palabras para desarmar.
Qué tiene de mala palabra la justa mirada para graficar,
cómo debería nombrar de forma veraz y absoluta,
si no digo hijo de puta, a un tipo que sale a violar y a matar.
Tal vez debería buscar para mencionar a un boludo,
alguna palabra ejemplar, algún término menos crudo…
A ver… déjeme un momentito… Un bobo, o un gil no está mal,
pero para ser bien preciso, insisto en que es un pelotudo total.
Ay… Ay… Hay palabras, que se deberían cambiar…
Ay… Ay… Hay palabras, palabras para desarmar.
Ay… Ay… Hay palabras, que se deberían cambiar…
Ay… Ay… Hay palabras que ahora ya se cómo usar.