Cuando tenia cuatro años tu fuiste mi primer amigo.
Comíamos chocolate y jugábamos a los indios.
El colegio ya no estuvo tan bien; mal sitio para crecer...
fuimos dos victimas más de los planes de educación.
Teníamos quince años cuando tuvimos aquélla pelea.
Tenias que pegarte conmigo, todo por una sucia botella.
Pero un minuto de oscuridad no ciega una buena amistad,
y en esa foto estamos tu y yo con los ojos morados los dos.
Aquélla chica de Madrid era tonta pero divertida;
tuviste que casarte con ella, tuviste que amargarle la vida.
La época de la banca caníbal hizo crecer tu ambición,
querías llegar a ser el gran capullo en persona.
Hoy he vuelto al parque infantil para encontrarme con mi propio fantasma.
En alguna parte hay un niño que sigue tirando piedras.
Es fácil lanzar una piedra, pero es difícil recuperarla.
No agravies nunca al solitario, mas si lo haces no dudes en matarlo.