Mi madre y yo lo plantamos
en el límite del patio
donde termina la casa.
Fue mi padre quien lo trajo,
yo tenía cinco años
y él apenas una rama.
Al llegar la primavera,
abonamos bien la tierra
y lo cubrimos de agua;
con trocitos de madera,
hicimos una barrera
para que no se dañara.
Mi árbol brotó...
mi infancia pasó...
Hoy bajo su sombra
que tanto creció...
tenemos recuerdos
mi árbol y yo.
Con el correr de los años,
con los pantalones largos
me llegó la adolescencia.
Fue a la sombra de mi árbol,
una siesta de verano,
cuando perdí la inocencia.
Luego fue tiempo de estudio,
con regresos a menudo
pero con plena conciencia
que iniciaba un largo viaje,
sólo de ida el pasaje
y así me ganó la ausencia.
Mi árbol quedó
y el tiempo pasó...
Hoy bajo su sombra
que tanto creció...
tenemos recuerdos
mi árbol y yo.
Muchos años han pasado
y por fin he regresado
a mi terruño querido.
En el límite del patio,
allí me estaba esperando,
como se espera a un amigo.
Parecía sonreírme,
como queriendo decirme:
""Mira, estoy lleno de nidos""...
Ese árbol que plantamos
hace tantos, tantos años,
siendo yo apenas un niño.
Aquel que brotó
y el tiempo pasó....
Mitad de mi vida
con él se quedó.
Hoy bajo su sombra
que tanto creció....
Tenemos recuerdos...
Mi árbol y yo.
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J. C. M. P.