Las manos que yo quiero
Las manos que venero
No son color de rosa
Ni tienen palidez
Sus dedos no parecen
Diez yemas nacaradas
Tampoco están pintadas
Ni tienen altivez
Son manos arrugadas
Tal vez las más humildes
Y están cual hojas secas
De tanto trabajar
Son estas manos santas
Las manos de mi madre
Aquellas que me dieron
Con todo amor el pan
Las manos que yo quiero
Las manos de mi madre
De ligeras como aves
Volando siempre van
Las manos de mi madre
Por ágiles, dichosas
Si no hacen siempre algo
Tranquilas nunca están
Por rústicas y viejas
Qué bellas son sus manos
Lavando tanta ropa
Cortando tanto pan
Corriendo por la casa
La mesa acariciando
Buscando en el descanso
La aguja y el dedal
Las manos que trajeron
La lámpara a mi cama
Tapándome la espalda
En el invierno cruel
Que cuando estuve triste
Mis lágrimas secaron
Que cuando estuve enfermo
Acariciaronme
Oh manos adoradas
Oh manos llenas de alma
En ellas hoy quisiera
Mi frente refugiar
Y tristemente digo
Que lejos que se encuentran
Que lejos de mi angustia
Y de mi soledad