Hoy he vuelto a llorar,
pienso en ti una vez más.
Tú, que diste todo tu amor,
dime quién es el Dios
que de ti me separó.
¡Cuántas veces lo pensé!
“Has llamado otra vez
a mi puerta y puedo abrazarte
y ser tan feliz!
¿Qué podría dar por ti?
Tú te fuiste así,
no me despedí
y ahora siento un vacío en mi interior.
Déjame repetir que yo
sigo buscando en cada ocasión
el amor que tú supiste dar y yo
lamento lo que hubo de pasar.
¿Quién es él para abusar?
Te marchabas, huyendo de su piel,
pero, inocente tú, volvías junto a él.
Puedo imaginar
que mejor estás
porque pienso que descansas junto a Dios.
Mas dame una señal
que me dé fuerzas para esperar,
saber que con el tiempo yo
te volveré a ver
y descubriré
que nunca de ti el Dios me separó.
No perderé jamás
esta esperanza que a mí me dará
la fuerza para vivir
pensando sólo en ti.