Al calor de una mujer
desperté una mañana
y al pensar en lo que fue, suspiré.
Y creyéndome morir,
sólo pude repetir
que el amor lo puede todo
aunque burle al corazón
y nos ciegue la razón.
Sigo viéndola dormir
y repaso aquellas fotos
con un hombre al que se ve sonreír.
Y ya sé que no soy yo
quien la coge de la mano.
¡Esto ya se ha terminado!
Ya me puede este dolor,
he de poner solución.
El amor a una mujer
puede hacernos dolor
cuando sabes que ya hay quién
un día la desposó.
Ya no puede ser, ha de terminar.
No tiene solución un amor para dos.
Me levanto sin mirar
la inocencia de su cara,
si la miro sé que la besaré.
Y llorando susurré
que jamás yo volveré
a caer entre sus brazos
y volver al juego infiel
del amante de placer.
Sé que todo terminó
pero no puedo mirarle,
a ese amigo su amor le robé.
Y decido regresar
y decírselo a los ojos.
“Sé muy bien que estuvo mal,
¿me podrías perdonar?