(Canción punteada)
Aves que en el campo habitan
como no vienen de noche,
que con sus sonoras voces
la tristeza se me quita.
Venid, bella Margarita,
ven, Rosita encantadora,
acompañen a la aurora,
vengan a verme morire
y si no quieren venire
llora, corazón, ahora.
Rico quisiera haber sí’o
–de un corazón arrogante–,
para tenerte a mi la’o
y jamás desampararte.