El Dios de la vida
Somos un nuevo pueblo,
gestando un mundo distinto,
los que en el amor creemos,
los que en el amor vivimos.
Llevamos este tesoro,
en vasijas de barro,
es un mensaje del cielo,
y nadie podrá callarnos.
Y proclamamos, un nuevo día,
porque la muerte, ha sido vencida.
Y anunciamos esta buena noticia,
esta entre nosotros, el Dios de la vida.
En el medio de la noche,
encendemos una luz,
en el nombre de Jesús.
Sembradores del desierto,
buenas nuevas anunciamos, extranjeros en el mundo,
que no entiende nuestro canto.
Y aunque a veces nos cansamos,
nunca nos desalentamos,
porque somos peregrinos,
y es el amor nuestro camino.
Y renunciamos, a la mentira,
vamos trabajando por la justicia.
Y rechazamos, toda idolatría,
sólo creemos en el Dios de la vida.
En el medio de la noche,
encendemos una luz,
en el nombre de Jesús.
Que nuestro mensaje llegue
más allá de las fronteras,
que resuene en todo el mundo,
y será una nueva tierra.
Es un canto de victoria,
más allá de las heridas,
alzaremos nuestras voces,
por el triunfo de la Vida.
Y cantaremos, con alegría,
corazones abiertos, nuestras manos unidas.
Celebraremos, con alegría,
porque está entre nosotros,
el Dios de la vida.
En el medio de la noche,
encendemos una luz,
en el nombre de Jesús.