Y este invento, ¿de qué va?,
qué se teje tras el nudo
de vivir en el absurdo
de la noche sideral
obligados a buscar,
invidentes, sordomudos,
desde el pozo más profundo,
un poco de oscuridad.
Qué guadaña habrá detrás
de la muerte del Demiurgo
que nos puso en este mundo
al amparo del Azar,
libres frente a la verdad
de saber que no hay más rumbo
que la regla del embudo
y su solución mortal.
Si esto tiene algún sentido,
que venga Dios y lo vea
y, si no entiende que esto es el Delirio,
es que perdió la cabeza
en este laberinto
de tinieblas...
Qué pecado fue el de Adán
que aún pagamos su insolencia
padeciendo la condena
de vivir la dualidad
de ser Dios y Satanás,
combatiendo esquizofrenias
con la espada maniquea
que separa el bien del mal.
Qué se propondrá este vals
de acrobacias y piruetas
en la pista de una esfera
que no cesa de girar
recorriendo la Espiral
que barrenan las estrellas
en la inmensa voltereta
que va de siempre a jamás.