Supongamos...
¡es tan fácil suponer!
que el mar
(como bien podría ser)
fuese una mujer...
Quién sabe, acaso el horizonte no sería
un inmenso paredón
sino donde las sirenas
cantan su canción
de amor y anarquía.
Supongamos...
¡es tan fácil suponer!
que el sol
(como bien podría ser)
fuese una mujer
Quien sabe, acaso este planeta no sería
el reloj de la razón
sino luz que se derrama
en una canción
de amor y anarquía.
Supongamos
¡es tan fácil suponer!
que Dios
(como bien podría ser)
fuese una mujer...
Quien sabe, acaso el Universo no sería
un disparo en expansión
sino el soplo de la vida
en una canción
de amor y anarquía.
Supongamos...