A pesar, de haberme librado de cuentas,
de haber nivelado mis pagos
la deuda se sienta, a esperar.
Y mira, con rostro que aun debo algo
y lápiz en mano se apresta, a encarar
y me enseña sus cifras
que desde mi cuna temprano
se ha endurecido la historia
y ya nada es igual.
De los tiempos del padre, mi padre y del padre el abuelo
que cantaba sus coplas extrañas debajo del sol;
de cuando los bosques aún eran los guardias del globo,
y los mares hablaban de todo y arruyaban tus pies.
Hay deudas amigo
que son inpagables,
ni ahorrando mil años podrás culminar.
Ve a tu casa muchacho,
que allí... lo sabrás.
Y recordaba los días
que me iva hasta el centro del sur,
con mi brújula en mano
a encontrarme contigo y conmigo
y buscabamos rumbos
atamos mi sombra a la tuya
sin dejar que la magia diluya
yo era solo un mendigo de tu voz.
Y ahora converso en la noche a salvo de fríos
y pienso en los dicho, y es verdad.
Alguien se a equivocado a mandar por acá algo de gozo
y me extreña rozar este poco de felicidad.
Y hoy me siento a tu lado
y es como soñar.
Y es que hoy,
amiga,
me quiero endeudar...