Para que sepan todos a quién tu perteneces,
con sangre de mis venas te marcaré la frente.
Para que te respeten aún con la mirada,
y sepan que tu eres mi propiedad privada.
Que no se atreva nadie a mirarte con ansias,
y que conserven todos respetable distancia.
Porque mi pobre alma se retuerce de celos,
y no quiero que nadie respire de tu aliento.
Porque siendo tu dueña no me importa más nada
que verte sólo mío mi propiedad privada
que verte sólo mío mi propiedad privada.