En mis campos floreci el odio,
alguien maldijo mi tierra,
como roc? vino la muerte
a llevç–µselos a todos
Les mostraron mç–½ de mil tumbas, no,
ninguno vio el cielo,
le soplaron al odio
un camino que no era
Que el aguacero
disimule sus lamentos
como si nunca nada ocurri?
Trç–‡los corriendo a todos
les devolver sus ojos,
que harapos sean uniformes,
el dolor arma y escudo,
y conviertan el mundo
en un infierno de teas ardiendo,
que importa, como va a terminar
si fuimos desde siempre sepulturas.
Y ahora que el horizonte se jodi?/p>
tus pensamientos convirti o elimin?
pç–”aros bermejos se cagaron en el cielo,
risas tan oscuras que llenaron tu vac?.
La tierra pari un silencio,
confirmando una antigua justicia,
nefasto y triste destino de aquellos
que juegan a ser dioses.