El desconfiar es cosa necesaria
para enfrentar los tiempos que corremos
y hay que dudar de buena y de contraria
y no creer ni aquello que creemos.
Parecerá que soy un ofuscado,
pero es que estoy un poco escarmentado
y “pensar mal, para acertar”
es un adagio que hay que enseñar...
Cuando veas que un amigo
que te venga a visitar
de otro empiece a chimentar...
¡Desconfiale!
Cuando el novio muy galante
si vas sola a pasear
te pretende acompañar...
¡Desconfiale!
Cuando una chica pregunte
si soltero te quedás
o por qué no te casas...
¡Desconfiale!
Desconfiale a tus amigos,
desconfiale a tus parientes,
pero en cambio a la mujer...
¡Desconfiale!
Desconfiale a todo el mundo
y no te entregues a nadie
que en la duda está el saber...
No desconfiar es cosa de inocentes,
hoy que a granel se asoman los piratas
y tipos hay forrados y pudientes
que fingen ser más pobres que las ratas.
Conviene estar hoy día bien despierto
y desconfiar, lo mismo que hace el tuerto,
y semblantear para lograr
las intenciones desentrañar.
Si una noche llegás tarde
y, encantada, tu mujer
te demuestra más querer...
¡Desconfiale!
Y si más tarde tu suegra,
que ya habló con tu mujer
te sonríe con placer...
¡Desconfiale!
Y si luego tu cuñada
que no pierde la ocasión
se te da de corazón...
¡Desconfiale!
Desconfiale a tus amigos,
desconfiale a tus parientes,
pero en cambio al hombre fiel...
¡Desconfiale!
Desconfiale a todo el mundo
y no te entregues a nadie
que en la duda está el saber...