Sé que te afligís
y te lamentás
porque en tu cartera hay mal de ausencia.
Sé que te amargás
y te envenenás
porque te da cita la indigencia...
No perdás el pie
y tenete fe
que tras el ciclón viene la calma.
Y si ves que llueve
abrí tu paraguas
y esperá en la higuera
que bajen las aguas.
Que esto de la crisis
es porque el que afana,
tiene el mango en cana y nada más...
¡Ya vendrán tiempos mejores!...
¡No te aflijas, Catalina!...
¡Ya vendrán tiempos mejores!...
Y tendrás tu permanente,
tu colonia de la fina
y tu cine diariamente...
Y verás los amarillos
patinando en los bolsillos,
pagaremos nuestras deudas
y pondremos comedor...
¡Ya vendrán tiempos mejores!...
¡No te aflijas, Catalina!... ¿Cuándo?...
Cuando no haya un cobrador...
Si tenés amor,
vida y juventud
¿por qué siempre estás de condelencia?
¿Por qué te quejás,
si tenés salud
y hay respiración en existencia?
Nunca te atorés
si es que mal te ves,
y frená serena el paterío...
No ensuciés tu risa
con melancolías,
ni manchés tu vida con tintas sombrías,
y empeñalo todo
si estás en la vía,
pero tu alegría no empeñés.