Un gentil galán
de fina expresión,
porte de Don Juan
muy elegantón,
me ha venido a visitar
y a ofrecer
su pasión sin igual,
porque se quiere casar.
Lo del casamiento —le dije— amigo
no me interesa, ni un tanto así...
Me revienta todo lo que deriva
de la hermosura del dulce hogar.
Para que el Gobierno gane diez pesos
no comprometo mi libertad...
El estar casada
es vivir atada,
con un clavo al lado
y en eterna discusión...
Es vender la vida
por casa y comida
y vivir pendiente
de las broncas del patrón.
El gentil galán
no se conmovió
y con un ademán
firme, prosiguió,
empeñado en demostrar
que el hogar para mí
era sol... pero yo le repetí
Lo del casamiento —le dije— amigo
no me interesa, ni un tanto así...
Me revienta todo lo que deriva
de la hermosura del dulce hogar.
Para que el Gobierno gane diez pesos
no comprometo mi libertad...