Cirdán es llevado por los sacerdotes al sótano del templo y Simael trata de persuadirlo u obligarlo a negar su fe y adoptar la cruz por medio del dolor .
De los ojos del cielo me escondes,
sin saber si me romperás los brazos,
me golpearás me matarás,
o enloqueceré.
En mis uñas siento un gran dolor.
abro mi boca y caen mis ideas.
que no negaré al morir
mi viaje a Nolión será él ultimo.
En este mundo subterráneo
donde justos son los demonios,
los astros me hablarán
y nosotros estamos muertos.
Miro a los demás como yo,
¿que mueren por tu voluntad?
gritan desesperados por la salvación
anhelando un soplo de vida.