Conocerán su gloria
Sabrán de su poder
Negros augurios gritan en la oscuridad
Y encogen mi alma, mi señor
Redoblan las campanas
Es mi destino
Traen cantos de dolor
Puedo sentir sus garras en el corazón
Óyeme, mi señor
Perdóname, sigo siendo tu siervo
Mi señor