Cayeron de sus ojos dos lágrimas furtivas
Hubo en su seno virgen, leve palpitación
Y como blancas perlas, surcaron sus mejillas
Cayeron en sus rodillas, como una maldición
Después hubo en sus ojos un crepúsculo perla
Me pareció que al verla, brotaba una canción
Y en sus labios jugosos estallaron los besos
Que fueron en mi vida, como una bendición