La Fleur Que Tu M’avais Jetée
La flor que me había lanzado,
En mi prisión seguía siendo yo.
Marchita y se seca, la flor
Se mantuvo siempre su olor dulce;
Y por horas,
Mis ojos se cerraron los párpados,
A partir de este huelo intoxicado
Y en la noche que te vi!
Me acostumbré a maldecirte,
En odiarte, para decirme:
¿Por qué habría de que el destino
El ponerse en mi camino?
Entonces me acusé de blasfemia,
Y sentí en mí mismo,
Me sentí un solo deseo,
Un deseo, una sola esperanza:
Nos veremos de nuevo, oh Carmen, o,
verte!
Debido a que tenía más que mirar,
Lo mirada a Moin
Emperer para usted con todo mi ser,
O mi Carmen!
Y yo era algo que se
Carmen, te amo!