Madre de las culebras,
no permitas que entren en mi casa hoy.
Fue tan larga mi espera y tan hondo su dolor,
no lo apartes de mi vida nunca más.
Oh, madre de las culebras.
Madre, cierra esa puerta
y que no entren más la pena y el rencor.
De la tierra que siembra recibirá el amor,
no lo arranques de mis brazos nunca más.
Oh, madre de las culebras.
Que sepa que el dolor se acaba,
y que ya no le hagan daño nunca más;
que sepa ver en mis ojos la verdad,
y que no acepte lo que ofrecen por ahí,
nunca más.
Madre de las culebras,
deja que la olvide y limpie el corazón.
Déjalo que corra a rienda suelta, aunque sea por hoy,
el olor de ese cuerpo lo atrapó.
Oh, madre de las culebras.
Que sepa que el dolor se acaba,
y que ya no le hagan daño nunca más;
que sepa ver en mis ojos la verdad,
y que no acepte lo que ofrecen por ahí,
nunca más.
Que sepa que el dolor se acaba,
y que ya no le hagan daño nunca más;
que sepa ver en mis ojos la verdad,
y que no acepte lo que ofrecen por ahí,
nunca más.