Ingrata
Ingrata, ¿Por qué me engañabas
sabiendo que yo te entregué mi alma?
Pensando que quizás también
tú me amabas.
Dejaste mi amor y mis penas
tirado en la calle, junto a la vereda.
¿Por qué me dejaste sabiendo que
nadie vendría a buscarme.
Y, entonces hoy, de nuevo, quisiera brindar contigo
sabiendo que, quizás, mañana, no estarás conmigo.
Pero ni siquiera la menor idea a dónde te has ido;
seguro, besando algunos labios que ya no son los míos.
Olvido, quizás me detenga
en algún recuerdo y siempre me lastimo,
quizás la única forma de verte
junto al lado mío.
Reclamo todas esas noches
desnuda en mi cuarto, diciéndome “te amo”.
Ya se van quemando aquellas promesas
que juraste en vano.
Y, entonces hoy, de nuevo, quisiera brindar contigo
sabiendo que, quizás, mañana, no estarás conmigo.
Pero ni siquiera la menor idea a dónde te has ido;
seguro, besando algunos labios que ya no son los míos.
Ingrata, ingrata.
Ingrata, ingrata.
Ingrata, ingrata.
Ingrata, ingrata.