Sé que me iré, lejos me iré
a entreverarme en los humos.
Quien sabe allí enterraré
sus negros besos verdugos.
Sé que el Señor sabe por qué
se ensuciaron mis manos.
Si al disparar sólo vengué
a un corazón destrozado.
Dulce bala de la muerte.
Dulce bala de mi suerte.
Sé que le dí, todo le dí.
Fue mi fuego sagrado.
Pero su risa de hacha afiló
en el cadalzo, esta ira.
Sé que me iré, lejos me iré
a entreverarme en los humos.
Quien sabe allí enterraré
sus negros besos verdugos.
Dulce filo de la muerte.
Dulce filo de mi suerte.